Casas pequeñas han sido todo un éxito durante los últimos años, su fácil mantenimiento, movilidad y economía han sido lo atractivo de adquirir una. Luego del huracán María en el 2017, muchas familias quedaron sin hogares y sin recursos suficientes para poder reparar los daños que causó el peor fenómeno natural que pasó por la isla. Sin embargo, no quedaron sin opciones.

En la isla ha habido la creciente demanda de casas hechas de contenedores reciclados. Container Structure(s) Puerto Rico es una de las compañías que se dedica a la creación de viviendas, kioskos, oficinas, laboratorios, salones y cualquier tipo de estructuras a prueba de huracán y vandalismo.

Hive Cube es otra alternativa que ofrece la seguridad de una vivienda por un precio razonable. La compañía reconoce que la isla actualmente está pasando por una depresión económica en la que el salario promedio de la población es de $20K y el precio promedio de una vivienda construida formalmente podría costar alrededor de $111K, el cual muchos puertorriqueños no podrían costear.

Hoy en día una vivienda «formal» es subjetivo. Lo que podría ser muy pequeño para algunas personas, podría ser justo lo que otra necesita.

Por otra parte, las generación milenial trabajadora de hoy, valora más las experiencias de vida a diferencia de una generación mayor (como los baby boomers) quienes se enfocaban en obtener la posición gerencial en el trabajo, el carro nuevo del año, y sobretodo la casa más grande posible. Esto se debe a que la generaciones mayores ataban estas adquisiciones a la definición de «éxito».

Para los mileniales, la definición de «éxito» es diferente. La generación de hoy valora y posiciona las experiencias por encima a las adquisiciones materiales. Por lo que la adquisición de una propiedad pequeña y económica es la vivienda del futuro.

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